Era 1982, aquel 19 de diciembre, una mañana tranquila, 5 a.m., así lo narraría Porfirio Torres en su ya afamado rincón radial 'nuestro insólito universo'.
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| Bomberos caídos, civiles y periodistas. |
Murachí traía 15.000 litros de fuel-oil, combustible indispensable para llevar a cabo los trabajos requeridos de la planta de generación eléctrica "Ricardo Zuloanga". El sector de Arrecifes, Tacoa, ubicado en lo que ahora se denomina 'Estado Vargas'.
Un sobrecalentamiento aparente, llamó la atención de un desafortunado obrero: éste decidió por su cuenta inspeccionar, pero al abrir la portezuela solo logró ver el tártaro por sí mismo. La mezcla de oxígeno con los gases que se quemaban en el interior dieron fuerza al poder de combustión potente, y en un abrir y cerrar de ojos, una oleada de fuego acabó con la vida de todos los obreros ahora los primeros caídos en la explosión a tempranas horas de la mañana.
Desde Tacoa, hasta el resto del país, la noticia dió los buenos días en cada medio de comunicación masiva, que atraería a bomberos, entes gubenarmentales, y periodistas a cubrir la noticia.
Ya se presumía a las horas del mediodía que todo estaba controlado. Poco o nada sabrían los ingenuos dirigentes que apenas el espectáculo comenzaba.
Una segunda explosión a las 12:45 del mediodía redefiniría lo sucedido: acabando con la vida de civiles, bomberos, y periodistas que cubrían la noticia para el resto del país. Muchos comentan a la reportera de Radio Caracas Televisión (RCTV) que de pronto, tras explicarle en un pase especial a los venezolanos de otras partes lo ocurrido, quedó sin señal. De más quedan las explicaciones de su desaparición permanente de la televisión.
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